Tres años sin Don Giussani. Países de todos los continentes, desde Etiopía a Estados Unidos, desde Japón hasta Argentina, están celebrando en estos días misas por el tercer aniversario del fallecimiento …Más
Tres años sin Don Giussani.
Países de todos los continentes, desde Etiopía a Estados Unidos, desde Japón hasta Argentina, están celebrando en estos días misas por el tercer aniversario del fallecimiento de monseñor Luigi Giussani, fundador del movimiento eclesial Comunión y Liberación, el 22 de febrero de 2005.
El sacerdote Julián Carron, su sucesor en la presidencia de esta Fraternidad, ha enviado una carta en la que explica: «Pidamos a don Giusani que siga haciéndonos compañía por el camino que ha trazado. Sólo si recorremos este camino, podemos conocer verdaderamente la realidad de la que habla la fe cristiana».
Luigi Giussani, nacido en 1922, cerca de Milán, inició siendo joven sacerdote Comunión y Liberación, o Juventud Estudiantil como se llamaba al inicio, entre el grupo de sus alumnos en el instituto clásico «Berchet» de Milán, en 1954.
Apasionaba a chicos y chicas cuando les mostraba cómo el acontecimiento cristiano, vivido en la comunión, es el fundamento de la auténtica liberación del hombre.
Juan Pablo II, su gran amigo, envió a Milán al cardenal Joseph Ratzinger para presidir su funeral en la catedral de Milán.
Actualmente Comunión y Liberación está presente en unos setenta países de todos los continentes.
Países de todos los continentes, desde Etiopía a Estados Unidos, desde Japón hasta Argentina, están celebrando en estos días misas por el tercer aniversario del fallecimiento de monseñor Luigi Giussani, fundador del movimiento eclesial Comunión y Liberación, el 22 de febrero de 2005.
El sacerdote Julián Carron, su sucesor en la presidencia de esta Fraternidad, ha enviado una carta en la que explica: «Pidamos a don Giusani que siga haciéndonos compañía por el camino que ha trazado. Sólo si recorremos este camino, podemos conocer verdaderamente la realidad de la que habla la fe cristiana».
Luigi Giussani, nacido en 1922, cerca de Milán, inició siendo joven sacerdote Comunión y Liberación, o Juventud Estudiantil como se llamaba al inicio, entre el grupo de sus alumnos en el instituto clásico «Berchet» de Milán, en 1954.
Apasionaba a chicos y chicas cuando les mostraba cómo el acontecimiento cristiano, vivido en la comunión, es el fundamento de la auténtica liberación del hombre.
Juan Pablo II, su gran amigo, envió a Milán al cardenal Joseph Ratzinger para presidir su funeral en la catedral de Milán.
Actualmente Comunión y Liberación está presente en unos setenta países de todos los continentes.