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Segunda Hora - Las 24 Horas de la Pasión - Luisa Picarreta. Material publicado e el sitio you tube por usuario Luisa PicarretaMás
Segunda Hora - Las 24 Horas de la Pasión - Luisa Picarreta.
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Germen
Hermosas contemplaciones, llenas de unción, ternura y cariño a Jesús y a la Santísima Virgen. Te ayudarán a orar y acompañar a Jesús y darle tu amor y tu consuelo.
Jesús se aleja de su Madre Santísima y se encamina al Cenáculo
De las 6 a las 7 de la tarde

SEGUNDA HORA
Jesús mío adorable, mientras tomo parte junto contigo en tus dolores y en los de tu
afligida Madre, veo que te decides a partir …Más
Hermosas contemplaciones, llenas de unción, ternura y cariño a Jesús y a la Santísima Virgen. Te ayudarán a orar y acompañar a Jesús y darle tu amor y tu consuelo.

Jesús se aleja de su Madre Santísima y se encamina al Cenáculo

De las 6 a las 7 de la tarde


SEGUNDA HORA

Jesús mío adorable, mientras tomo parte junto contigo en tus dolores y en los de tu
afligida Madre, veo que te decides a partir para encaminarte adonde el Querer del
Padre te llama. Es tan grande el dolor entre Hijo y Madre, que os hace inseparables,
por lo que Tú te quedas en el corazón de tu Mamá y la dulce Mamá y Reina se deja en
el tuyo, de lo contrario os hubiera sido imposible separaros. Pero después,
bendiciéndoos mutuamente, Tú le das tu último beso para darle fuerzas en los amargos
dolores que va a sufrir, le dices tu último Adiós y partes. Pero la palidez de tu rostro, los
labios temblorosos, tu voz sofocada, como si fueras a romper en llanto al decirle
Adiós... ah, todo esto me dice cuánto la amas y lo que sufres al dejarla.

Pero para cumplir la Voluntad del Padre, con vuestros corazones fundidos el uno en el
otro, a todo os sometéis queriendo reparar por aquellos que por no vencer las ternuras
de los familiares o amigos o los vínculos y los apegos a las criaturas no se preocupan
por cumplir el Querer Santo de Dios y corresponder al estado de santidad al que Dios
los llama. Qué dolor te dan estas almas al rechazar de sus corazones al amor que
quieres darles y se contentan con el amor de las criaturas...

Amable amor mío, mientras reparo contigo permite que me quede con tu Mamá para
consolarla y sostenerla mientras Tú te alejas, después apresuraré mis pasos para
alcanzarte.

Pero con sumo dolor mío veo que mi angustiada Mamá tiembla, y es tanto su dolor que
mientras trata de decir Adiós al Hijo, la voz se le apaga en los labios y no puede
articular palabra alguna; se siente desfallecer y en su delirio de amor dice: "¡Hijo mío,
Hijo mío, te bendigo! ¡Qué amarga separación, más cruel que cualquier muerte!" Pero
el dolor le impide hablar y la enmudece...
¡Desconsolada Reina, deja que te sostenga, que te enjugue las lágrimas, que te
compadezca en tu amargo dolor! Madre mía, no te dejaré sola. Tú tómame contigo y
enséñame, en este momento tan doloroso para Jesús y para Ti, lo que debo hacer,
cómo debo defenderlo, cómo debo repararlo y consolarlo, y si debo exponer mi vida
para defender la suya... No, no me separaré de debajo de tu manto, a una señal tuya
volaré a Jesús y llevaré tu amor, tus afectos, y tus besos junto con los míos y los
pondré en cada llaga, en cada gota de su sangre, en cada pena e insulto, a fin de que
sintiendo en cada pena los besos y el amor de su Mamá, sus penas queden
endulzadas, y después volveré bajo tu manto trayéndote sus besos para endulzar tu
corazón traspasado.

Madre mía, el corazón me palpita, quiero ir a Jesús, y mientras beso tus manos
maternas bendíceme como has bendecido a Jesús y permíteme que vaya a El.

Dulce Jesús mío, el amor me descubre tus pasos y te alcanzo mientras recorres las
calles de Jerusalén con tus amados discípulos, te miro y te veo todavía pálido,, oigo tu
voz, dulce, sí, pero triste, con una tristeza que rompe el corazón de tus discípulos, que
están turbados. "Es la última vez –dices—que recorro estas calles por Mí mismo,
mañana las recorreré atado y arrastrado entre mil insultos."
Y distinguiendo los lugares en los que serás más insultado y maltratado sigues
diciendo: "Mi vida está por terminar acá abajo, como está por ponerse el sol, y mañana,
a esta hora, ya no existiré... Pero como sol resucitaré al tercer día." Al oír tus palabras,
los Apóstoles más se entristecen y no saben qué responder. Pero Tú añades: "Animo,
no os abatáis, Yo no os dejo, siempre estaré con vosotros, pero es necesario que Yo
muera por el bien de todos." Y así diciendo te conmueves y con voz temblorosa
continúas instruyéndolos.

Antes de entrar en el Cenáculo miras el sol que ya se pone, así como está por ponerse
tu Vida y ofreces tus pasos por aquellos que se encuentran en el ocaso de su vida y
das la gracia de que la hagan ponerse en ti y reparas por aquellos que a pesar de los
sinsabores y de los desengaños de la vida se obstinan en no rendirse a ti. Después
miras de nuevo a Jerusalén, el centro de tus milagros y de las predilecciones de tu
corazón, y que en pago ya te está preparando la Cruz y afilando los clavos para
cometer el deicidio, y te estremeces, y se te rompe el corazón y lloras por su
destrucción.

Y con esto reparas por tantas almas consagradas a ti, almas que con tanto cuidado
tratabas de convertir en portentos de tu amor y que ellas, ingratas, no te corresponden
y te hacen así padecer mayores amarguras... y yo quiero reparar contigo para endulzar
esta herida de tu corazón. Pero veo que te quedas horrorizado ante la vista de
Jerusalén y retirando de ella tus miradas entras ya en el Cenáculo... Amor mío,
estréchame a tu corazón para que haga mías tus amarguras y las ofrezca junto contigo.
Y Tú mira piadoso mi alma y derramando tu amor en ella bendíceme.
🙏 🙏