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SAN ATILANO CRUZ ALVARADO. A NOMBRE DE IRAPUATOMás
SAN ATILANO CRUZ ALVARADO.

A NOMBRE DE IRAPUATO
Irapuato
Josefina Rojo 😘 👏 👍 Otro Mártir Mexicano.... ✍️
Nació en la aldea Ahuetita Abajo, en Teocaltiche, Jalisco, el 5 de octubre de 1901. Fue hijo de José Isabel Cruz y de Máxima Alvarado, quienes lo educaron con empeño y buenos ejemplos de vida cristiana, a pesar de la pobreza material en que vivían. Recibió la formación escolar en el colegio “Los Dolores”, estudió tres años en el pequeño …Más
Josefina Rojo 😘 👏 👍 Otro Mártir Mexicano.... ✍️

Nació en la aldea Ahuetita Abajo, en Teocaltiche, Jalisco, el 5 de octubre de 1901. Fue hijo de José Isabel Cruz y de Máxima Alvarado, quienes lo educaron con empeño y buenos ejemplos de vida cristiana, a pesar de la pobreza material en que vivían. Recibió la formación escolar en el colegio “Los Dolores”, estudió tres años en el pequeño Seminario que estableció en 1917 el párroco de Teocaltiche, y en 1920 pasó a la ciudad de Guadalajara para estudiar en el Seminario fugitivo, que debido a las dificultades y peligros se movía de un lugar a otro, entre casas particulares y anexos de los templos se daba acogida a los alumnos. Atilano obtuvo en todos sus cursos, excelentes calificaciones en disciplina y estudios.
El gobierno expulsó por la fuerza a los seminaristas de sus domicilios y clausuró sus locales en dos ocasiones: el 22 de noviembre de 1923 y el 27 de julio de 1925. La vida se hizo imposible para los seminaristas y sacerdotes quienes tuvieron que huir a las barrancas; en sigilo y bajo riguroso secreto, sin alforja, sin recursos y en pequeños grupos, empezaron a marcharse a lugares más seguros. El grupo de 4º. de Teología, en el que iban Atilano y su maestro, el padre Narciso Aviña R., se estableció en Ocotengo, Jal., lugar escondido en las faldas del Cerro Alto.
No obstante la terrible persecución contra la Iglesia y sus sacerdotes, Atilano Cruz pide ser ordenado, consciente del grave peligro de muerte al que se expone, acepta con alegría, valentía y gratitud el llamado al sacerdocio que Dios le hace.
En una barranca, bajo la hermosa bóveda celeste, entre las peñas y la exuberante vegetación, por ministerio del señor arzobispo Francisco Orozco y Jiménez, el 17 de julio de 1927 Atilano Cruz fue ordenado diácono y el 24 del mismo mes, a la edad de 25 años, fue ordenado sacerdote. El 6 de agosto, celebró su Primera Misa entre sus familiares y después fue a presentarse en la parroquia de Cuquío para sustituir al padre Toribio Romo (ahora Santo Toribio, mártir) que había sido trasladado a la parroquia de Tequila. Once meses ejerció su ministerio el padre Atilano, en medio de sacrificios, privaciones y peligros, sin quejarse.
El padre Justino Orona (quien después se convirtiera en su compañero de martirio), se encontraba en el rancho de Las Cruces y lo mandó llamar para tomar acuerdos sobre el trabajo pastoral. Atilano acudió al llamado y se presentó el 29 de junio de 1928. Durante la tarde tuvieron una fraternal convivencia de oración, alimentos y diálogo pastoral; rezaron el rosario y después de platicar largamente se acostaron a dormir.
Un espía los denunció a sus perseguidores y éstos aprovecharon la noche para atacarlos mientras dormían. El presidente municipal de Cuquío, el señor José Ayala, y el capitán Vega planearon el asalto. Mandaron 40 soldados federales que llegaron directamente a la casa donde estaban los padres y el hermano de uno de ellos, el señor José María Orona, hermano del Sr. cura Justino Orona. Los soldados sitiaron el lugar y golpearon la puerta con los rifles; al oír los fuertes golpes, el padre Justino abrió la puerta al tiempo en que gritaba: “¡Viva Cristo Rey!”; y el padre Atilano se arrodilló en la cama para encomendar su alma. Luego los soldados les dispararon, matándolos a los tres: al padre Atilano Cruz, al cura Justino Orona y a su hermano, el señor José María Orona. Eran las dos de la madrugada cuando se consumó el sacrificio. Los soldados sacaron al patio los cuerpos, maltratándolos a patadas, burlándose y gritándoles injurias.
Por la mañana exigieron a los vecinos de Las Cruces que les llevaran tres burros para echar atravesados sobre sus lomos los cadáveres de los victimados y así llevárselos a Cuquío. Allí, en la plaza principal, arrojaron sus cuerpos; los fieles cristianos lloraban y rezaban, algunos recogían como reliquias sus cabellos y ropas ensangrentadas, y después los sepultaron, llenos de devoción.
Con tan sólo 27 años de edad y sólo uno de sacerdote, el padre Atilano Cruz murió como mártir de la fe cristiana el 1º de julio de 1928, en Zapotlanejo, Jal. Sus restos se encuentran en la parroquia de Matatlán, Jal. El 22 de noviembre de 1992 fue beatificado, y el 21 de mayo de 2000 fue canonizado junto con 24 compañeros.

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