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Dios en el zulo. Hoy entrevistamos a Bosco Gutiérrez Cortina, arquitecto mexicano que estuvo secuestrado durante nueve meses. Ahora, en el libro "257 días", José Pedro Manglano recoge su testimonio …Más
Dios en el zulo.

Hoy entrevistamos a Bosco Gutiérrez Cortina, arquitecto mexicano que estuvo secuestrado durante nueve meses. Ahora, en el libro "257 días", José Pedro Manglano recoge su testimonio de libertad, fe, esperanza...
Bosco Gutiérrez-Cortina cuenta cómo consiguió sentirse libre durante su secuestro
SOCIEDAD. "Dos Días Contigo" ha entrevistado a José Pedro Manglano y a Bosco Gutiérrez-Cortina con motivo de la presentación de la obra narrativa, '257 días', una gran historia que plasma el secuestro del famoso arquitecto mexicano hace 20 años. Un secuestro en el que Bosco estuvo durante 9 meses en un zulo de tres metros cuadrados, totalmente incomunicado, sin ver la luz del sol y en condiciones infrahumanas.
En 1990, el prestigioso arquitecto mexicano Bosco Gutiérrez-Cortina fue secuestrado cuando salía de misa y recluido durante nueve meses en un zulo de tres metros cuadrados, totalmente incomunicado, sin ver la luz del sol y en condiciones infrahumanas. Ahora, el sacerdote José Pedro Manglano ha recogido esta historia en una obra titulada "257 días" y en la que se narra la historia real de un hombre que no se dejó vencer por el miedo.

El programa de COPE, "Dos Días Contigo" ha entrevistado a los dos protagonistas. El estremecedor relato de Bosco Gutiérrez-Cortina no deja indiferente a nadie. Es una historia límite, de superación, que nos hace preguntarnos que ocurriría si de repente nos desproveen de todo.

Bosco llevaba una vida bastante rutinaria ya que "salía a correr e iba a misa a la misma hora todos los días" y el movimiento, según dice, fue fácil para los secuestradores. Aunque "en 1990, México estaba limpio de secuestros", el arquitecto reconoce que fue "un secuestro por dinero" ya que su padre "era un empresario importante".

Tras golpearle y taparle los ojos para que no viera nada, le introdujeron en un coche y comenzaron a despojarle de toda su ropa rajándola con un cuchillo. Su cuerpo se bloqueó y entró en shock. Posteriormente, le metieron en un zulo de tres metros cuadrados por 1,90 de altura en el que sólo había un recipiente sucio sin agua y una cubeta con agua. Pasó allí nueve meses, totalmente aislado, sin escuchar la voz de sus secuestradores ni verles el rostro.

Durante los primeros tres días tenía la esperanza de salir pronto, pero su "depresión", tal y como asegura, vino cuando le obligaron a responder "un interrogatorio personalísimo" sobre su familia: Su esposa, que en ese momento tenía 28 años y sus siete hijos, con edades comprendidas entre los 8 y los 6 meses. Fue ahí cuando sintió que había traicionado a lo que más quería y a raíz de ahí permaneció tirado en el suelo, totalmente desnudo durante dos semanas.

Bosco cuenta que ya no quería ser liberado, "quería dejarse morir" pero el día de México y el rechazo de un trago de wisky le devolvió la esperaza y la ilusión. Los secuestradores, viendo que se moría y que su familia había pedido pruebas para iniciar las negociaciones, le ofrecieron un trago para celebrar el día de la independencia de México. "Hoy puede usted tomar lo que quiera", le escribieron en un papel. El arquitecto pidió Chivas, sin agua, en vaso alto y con hielo. Empezó a pedir a Dios que no fuera una burla porque "necesitaba el whisky para enjuagar su boca infectada por las heridas, para quitarse el olor del ambiente, la bilis que empastaba su boca...

Alrededor de tres horas después, una espera que se le hizo eterna, le llevaron la ansiada bebida y empezó su "culto al wisky". Cuando iba a llevárselo a los labios, oyó la de su conciencia que le decía: “Ofrécemelo”. A regañadientes, se dio cuenta de que tirar ese wisky en ese momento era lo único que dependía de él y pensó que "ése era el camino" y tiró la bebida por el desagüe. Pero después de echarse un rato, se levantó mejor. Y escribió: “Hoy vencí mi primera batalla. Soy libre porque puedo ofrecer lo que quiera. Hoy empiezo a vivir un poco en paz”.

A partir de su experiencia con el whiski, Bosco se da cuenta de que es libre y decide escribirse así mismo una carta haciendose pasar por su hermano. No estaba loco, simplemente necesitaba un estímulo, una fuerza exterior que le permitiera poder seguir adelante. En entonces cuando Bosco se organiza un plan de vida diferente que le hace sobrevivir al calvario.

Vea el vídeo publicado sobre la historia del secuestro de Bosco Gutiérrez-Cortina