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Video 6 Catequesis

—CIC #375 La Iglesia, interpretando de manera auténtica el simbolismo del lenguaje bíblico a la luz del Nuevo Testamento y de la Tradición, enseña que nuestros primeros padres Adán y Eva fueron constituidos en un estado "de santidad y de justicia original" (Concilio de Trento: DS 1511). Esta gracia de la santidad original era una "participación de la vida divina" (LG 2).

—CIC # 390 El relato de la caída (Gn 3) utiliza un lenguaje hecho de imágenes, pero afirma un acontecimiento primordial, un hecho que tuvo lugar al comienzo de la historia del hombre (cf. GS 13,1). La Revelación nos da la certeza de fe de que toda la historia humana está marcada por el pecado original libremente cometido por nuestros primeros padres (cf. Concilio de Trento: DS 1513; Pío XII, enc. Humani generis: ibíd, 3897; Pablo VI, discurso 11 de julio de 1966).

—Romanos 5:12 Por tanto, así como por medio de un solo hombre entró el pecado en el mundo, y a través del pecado la muerte, y de esta forma la muerte llegó a todos los hombres, porque todos pecaron…

—Salmos 51:7 ¡Mira! En culpa nací, y en pecado me concibió mi madre.

—Romanos 5:14 con todo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre aquellos que no cometieron una transgresión semejante a la de Adán, que es figura del que había de venir.

—Proverbios 24:16 Siete veces cae el justo, pero se levanta,

—Génesis 1:28 “Y los bendijo Dios, y les dijo: —Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla;”

—Génesis 2:9 “El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles agradables a la vista y buenos para comer; y además, en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.”


Antes de la caída

Génesis 2:25 “Ambos estaban desnudos, el hombre y su mujer, y no sentían vergüenza.”

Después de la caída
—Génesis 3:7 “Entonces se les abrieron los ojos y conocieron que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron. Y cuando oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, el hombre y su mujer se ocultaron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del jardín. El Señor Dios llamó al hombre y le dijo: —¿Dónde estás? Éste contestó: —Oí tu voz en el jardín y tuve miedo porque estaba desnudo; por eso me oculté.”

—Salmos 9:8-9 El Señor está sentado eternamente, tiene preparado su trono para el juicio; Él rige el orbe con justicia, y juzga a los pueblos con rectitud.

—Proverbios 3:12 porque el Señor reprende a quien ama, como un padre a su hijo amado.

—Hebreos 12:6 porque el Señor corrige al que ama y azota a todo aquel que reconoce como hijo.

—Juan 15.6 Si alguno no permanece en mí es arrojado fuera, como los sarmientos, y se seca; luego los recogen, los arrojan al fuego y arden.

—Hebreos 9:27 está establecido que los hombres mueran una sola vez, y que después haya un juicio,


Ojo por ojo en el AT

—Exodo 21-23-25 Pero si se sigue algún daño, pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, contusión por contusión.

Ojo por ojo en el NT

—Mateo 5:38-42 38»Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo os digo: no repliquéis al malvado; por el contrario, si alguien te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiera entrar en pleito contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto. A quien te fuerce a andar una milla, vete con él dos. A quien te pida, dale; y no rehúyas al que quiera de ti algo prestado.

—Deuteronomio 32:35 Mía es la venganza y el castigo para el momento en que sus pies vacilen; próximo está ya el día de su ruina, y se apresura su destino.
—Romanos 12:19-21 No os venguéis, queridísimos, sino dejad el castigo en manos de Dios, porque está escrito: Mía es la venganza, yo retribuiré lo merecido, dice el Señor. Por el contrario, si tu enemigo tuviese hambre, dale de comer; si tuviese sed, dale de beber; al hacer esto, amontonarás ascuas de fuego sobre su cabeza. No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.

—Mateo 5:48 Por eso, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.

— Juan 15:5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada.

—Juan 15:6 Si alguno no permanece en mí es arrojado fuera, como los sarmientos, y se seca; luego los recogen, los arrojan al fuego y arden.

—CIC #2487 Toda falta cometida contra la justicia y la verdad entraña el deber de reparación, aunque su autor haya sido perdonado. Cuando es imposible reparar un daño públicamente, es preciso hacerlo en secreto; si el que ha sufrido un perjuicio no puede ser indemnizado directamente, es preciso darle satisfacción moralmente, en nombre de la caridad. Este deber de reparación se refiere también a las faltas cometidas contra la reputación del prójimo. Esta reparación, moral y a veces material, debe apreciarse según la medida del daño causado. Obliga en conciencia.

—CIC # 1459 Muchos pecados causan daño al prójimo. Es preciso hacer lo posible para repararlo (por ejemplo, restituir las cosas robadas, restablecer la reputación del que ha sido calumniado, compensar las heridas). La simple justicia exige esto. Pero además el pecado hiere y debilita al pecador mismo, así como sus relaciones con Dios y con el prójimo. La absolución quita el pecado, pero no remedia todos los desórdenes que el pecado causó (cf Concilio de Trento: DS 1712). Liberado del pecado, el pecador debe todavía recobrar la plena salud espiritual. Por tanto, debe hacer algo más para reparar sus pecados: debe "satisfacer" de manera apropiada o "expiar" sus pecados. Esta satisfacción se llama también “penitencia".

—Génesis 3:17-19 Al hombre le dijo:—Por haber escuchado la voz de tu mujer y haber comido del árbol del que te prohibí comer: Maldita sea la tierra por tu causa. Con fatiga comerás de ella todos los días de tu vida. Te producirá espinas y zarzas, y comerás las plantas del campo. Con el sudor de tu frente comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste sacado, porque polvo eres y al polvo volverás.

—Genesis 3:16 A la mujer le dijo: —Multiplicaré los dolores de tus embarazos; con dolor darás a luz tus hijos; hacia tu marido tu instinto te empujará y él te dominará.
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Cristo ha Resucitado! Verdaderamente ha Resucitado!
Cornelio Nino Morales shares this
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